Los hábitos alimentarios de la infancia y de la
adolescencia se caracterizan por el abuso en el consumo de chucherías, un conjunto de productos dulces y salados, de formas y sabores diversos, de
escaso o nulo interés nutricional por lo que son considerados “alimentos vacíos”, además, se toman a cualquier hora del día.
Los que más se ajustan al concepto de “chuches”, siendo los más empleados por los niños españoles (en esto también influyen
las costumbres), son: los caramelos, gominolas, chicles, etc. que en su
composición predominan los azúcares y las grasas, además de los aditivos. Los chocolates, compuesto de cacao y azúcar, además
de leche, manteca y grasas. Y los “snack”, cuyo contenido calórico se dispara.
Su consumo excesivo puede producir caries, alergias, sobrepeso y obesidad,
atragantamientos etc.
SE DEBEN PROHÍBIR?
No, los niños deben hacer cosas de niños. Aunque
resulte paradójico, pueden ser una buena excusa para “reforzarle” buenos
hábitos sobre los que poder realizar excepciones. Es mejor el “por haberte portado bien, este fin de semana puedes tomar dos chicles sin
azúcar”, que el “si no lloras en el médico te doy un
chupa-chups”: en este caso el niño hará mal las cosas
para que el padre “venga a negociar”. Es preferible que
los “refuerzos
positivos” sean indirectos y por acciones pasadas.
ENTONCES, CUANDO Y COMO DARLAS?
- Se deben pactar un número de golosinas máximo a la semana (un cumpleaños, fin de semana, etc.).
- Procure elegir bien: mejor las que pesan menos, con el mismo volumen o cantidad (es lo que percibe el niño) ingerirá menos calorías.
- Evite el “picoteo continuo”: Se deben agrupar y tomarlas “como postre” de una de las comidas. Mejor sentados a la mesa, evitando atragantamientos.
- Y después : un buen cepillado dental
- Y RECUERDE:
NINGÚN NIÑO MENOR DE 4 AÑOS DEBE TOMAR
FRUTOS SECOS